En cualquier ciudad, en cualquier pueblo, ve a cualquier institución
mental o centro de rehabilitación al que tengas acceso. Cuando llegues a
la recepción, pide visitar aquel que se hace llamar “The Holder of
Ambition”. El sonido que saldrá de la boca del empleado será tan vago, y
simulará tan poca reacción, que quizá no estarás seguro de si hubo
alguna reacción en absoluto. Te guiará hacia una escalera que se
desplaza sólo hacia arriba, y está iluminada por muchas ventanas.
En la cima de esa escalera, el empleado te dejará viajar por el
corredor solo, y la calma del pasillo iluminado por las ventanas pasará a
ser un ambiente inquietante y perturbador. Si acaso ves una sombra
viajar por la pared, no la sigas, pues a la única parte que te guiará
será donde no quieres ir, a un lugar donde no tienes esperanza de
volver, a un lugar donde están tus acallados miedos y fracasos. No
importa qué forma tome, cómo fastidie y burle tus sueños con tus más
grandes deseos y esperanzas; ni siquiera dejes a tus ojos tentarte hacia
donde va. Si llegas hasta el final del pasillo sin perder de vista tu
meta, verás una puerta sin cerradura, manilla, ni obstrucciones,
esperando por ti con una suave luz.
Si eliges no entrar en ella, sólo camina de vuelta por donde viniste
sin husmear por ahí o en otros cuartos, o te encontrarás con la sombra y
lo que esconde. Si pasas por la puerta, encontrarás un cuarto iluminado
por ventanas que cubren toda la amplitud de las paredes, brillando con
una luz que parece estar lejos de ser tan natural como el sol y luna. En
el centro
del cuarto habrá un alto y aparentemente saludable hombre,
parado desnudo y mirando en la luz. Su cuerpo está cubierto con
incontables tatuajes y cicatrices, donde nada de su piel es reconocible a
como una vez fue además de su rostro. Si miras donde él lo hace, no
verás nada, ni aprenderás nada. Él no reaccionará ante ninguna acción o
palabras más que a la pregunta “¿Qué los une?”
El hombre se dará vuelta para mirarte a los ojos. No te encuentres
con su mirada, o te perderás en sus desalmados ojos por la eternidad si
no estás preparado. Si puedes recibir su mirada sin el menor rastro de
duda en tus intenciones, comenzará a hablar en bajo tono, hablando casi
como si toda su historia fuera cómica o no significa nada importante;
pero no te debes perder ninguna palabra, pues perder tan siquiera de
forma parcial este conocimiento podría causar tu fracaso de la peor
forma posible. Cuando termine de hablar, se agarrará del pecho y se
arrancara las suturas restantes de una de sus más notorias cicatrices y
comenzará a sangrar profusamente. Mientras él lentamente sangra hasta
morir, llegará a ti con sus ensangrentadas suturas. Sus últimas palabras
pueden ser oídas a través de su propia sangre brotante, “Escoger el
buscar, lleva a un destino inevitable”.
Este grupo de suturas es el Objeto 10 de 538. Cómo los uses depende de lo que oigas.
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